En el centro de Talavera se encuentra el convento de las carmelitas descalzas cuya fundación es fruto de una oración a la Reina del Carmelo en un momento de peligro, de zozobra…
En su vuelta de Perú a España, el indiano D. Juan del Campo Saavedra, llamado “El Perulero”, hizo voto de hacer una fundación de monjas Carmelitas Descalzas con el título de la Inmaculada Concepción, en Talavera su pueblo natal, si era librado de aquel peligro en que se encontraba. Y salvándose de él, al llegar a Talavera, en el año 1618, hizo las diligencias necesarias para llevar a cabo esta obra y cumplir así su promesa.
A tal efecto, solicitó al Sr. Obispo de Badajoz, D. Ángel Manrique las religiosas para dicha fundación, pero en la diócesis no había Descalzas por lo que llevó cuatro Franciscanas de Barcarrota (Badajoz), con la obligación de observar las Constituciones teresianas. D. Juan del Campo compró un terreno y firmó las Escrituras el 27 de agosto de este mismo año ante el escribano D. Cristóbal Villalobos y comenzó la construcción del convento que estaría terminado y dispuesto cuando las fundadoras llegaron a Talavera.
La fundación se hizo el 2 de septiembre de 1618 bajo el título de “La Inmaculada Concepción de la Virgen del Carmen”, siendo las fundadoras María de la Trinidad, priora; María de San Jerónimo, Vicaria; María de la Encarnación, Maestra de novicias y María de San Juan para los demás oficios.
Tomaron el hábito del Carmen: María de la Concepción, Catalina de Santa Catalina e Inés de la Trinidad.
Solo habían pasado dos meses y medio de la fundación cuando tres de las fundadoras fallecieron, quedando tan solo la Madre María de la Encarnación con algunas novicias.
En el año 1637 el Sr. Obispo de Badajoz, D. Gabriel Ortiz de Sotomayor, valiéndose de la buena disposición de D. Plácido Pacheco, prelado de Plasencia, solicitó tres Descalzas de esta comunidad recientemente fundada para el Convento de Talavera. Fueron éstas la M. María de Jesús, en calidad de priora; la M. Antonia del Espíritu Santo, supriora y M. Francisca de San Ángelo, que fueron muy bien recibidas por la comunidad.
Después de cinco años, el carisma teresiano se vio afianzado y estas Carmelitas pudieron regresar a su convento de Plasencia. La Comunidad de Talavera floreció con muchas vocaciones, y así pudo también colaborar a la extensión del carisma teresiano enviando en el año 1652 tres hermanas para una nueva fundación en Fuente de Cantos.
Un hecho excepcional en esta comunidad es que en el año 1920, por la pobreza en que vivían, la Comunidad presionada en parte por el Obispo, se vio obligada a abrir y atender un colegio, que finalmente y apoyadas por los Padres de la Orden, pudo cerrarse hacia el año 1941.
La calle en que se encontraba ubicado el Convento, se llamó primitivamente así, calle Convento, hasta que en el año 1970, con motivo del Doctorado de la Santa, se le cambió por Santa Teresa, en cuyo número 9 sigue establecida la comunidad actualmente.