Muchas han sido las monjas insignes de las que hacen mención nuestros libros históricos. Podríamos citar a:
Mariana de Jesús,
la primera profesa, fundadora de Lucena y Almodóvar, de la que se dice poseía los estigmas de la Pasión del Señor.
Isabel de la Encarnación
Fundadora de Baeza y Jaén, que promovió la pintura del retrato del Santo y guardó desde que se lo confiara nuestra Venerable Madre Ana de Jesús, el Libro de las Declaraciones del Cántico Espiritual (Códice B) que hoy se venera en Jaén.
María de la Cruz
Fundadora de Úbeda, y con tanta abundancia literaria, que el P. Silverio no ha dudado en llamarla “la pluma más fecunda que ha tenido la descalcez en España”.