Nos encontramos de nuevo
Un primer encuentro después de estos años de pandemia, a orillas del Mediterráneo: nuestras hermanas en período de Formación Inicial han podido volver a encontrarse, a compartir, a caminar, a soñar juntas… Guiadas de la mano de Mariola López, RSCJ, Licenciada en Periodismo y en Teología Bíblica. Nos hacen partícipes de la experiencia vivida con esta breve crónica que os ofrecemos… ¡GRACIAS!
“Hija, tengo que buscarte un hogar donde VIVAS FELIZ”
(Ruth 3, 2)
En medio de una octava en la que la Iglesia unía su voz para pedir al Señor por la Unidad de toda la Familia Cristiana, hermanas del Carmelo Teresiano, descalzas (vacías las manos, conscientes de la realidad) emprendíamos camino desde cada uno de nuestros monasterios, para responder al Señor “aquí estoy” en esta cita que Tu inspiración ha convocado, para comprender que Tú nos sueñas desplegadas, libres, alegres, abiertas a la vida, fecundas por tu gracia desde nuestra esterilidad, para asentar en nuestro corazón herido, a la luz de tu Palabra que nuestra vida a imitación del Misterio Trinitario es relacional, porque en nuestra condición humana somos necesitados con peligro de bloquear el corazón a la ternura, a compadecernos, a comprender, a acoger; pero con esperanza de que es tu amor el impulsor que actúa para que podamos relacionarnos, salir, abrir, reconocer en primera relación, los movimientos de nuestro corazón, para comprender los de nuestros herman@s; para abrazar el tiempo que vivimos, la estaciones de nuestra vida, que dispuestos a los modos de Dios se van entretejiendo con vínculos “hilos de amor” en un dar y recibir, en un “juntos andemos”, en una experiencia que nos lleva a descubrir nuestra verdadera identidad, verdadera naturaleza: CRIATURA AMADA, desde Dios a través del otro… que descubre nuestra propia divinidad para poder bendecir al mundo entero, sin otra fuerza sino la del amor compasivo y misericordioso… “Santos e irreprochables ante Él por el amor”.
Sin duda todo lo vivido en estos tres días fue formación para la vida, un encuentro de Gracia, con unas hermanas: “Villa Nazaret”, que nos acogían para servirnos en su casa desde la inspiración misma de su carisma, con caminos y rutas de grandes árboles dispuestos a brindarnos vida desde el aire fresco que podíamos respirar, espacios para compartir pequeñas experiencias, sufrimientos, frustraciones, alegrías, sueños, esperanzas… Paisajes con caídas de sol y la inmensidad del mar que hablaba sin voz de la hermosura y grandeza de Dios y que, al unísono de la Celebración litúrgica y las actividades grupales, nos invitaban a amar la vida, a escuchar a Dios manifestándose dentro y fuera de nosotras, a que seamos uno, despertando nuestra conciencia de amar al otro con la música, pequeñas danzas, y recursos pedagógicos que un alma orante como Mariola López, podía utilizarlos libremente con la confianza del efecto que despertaría en nuestros corazones…
Finalmente, el Señor, que es fiel al clamor de la Iglesia, nos hacía vivir la unidad como familia cristiana en la casa de nuestras hermanas de Málaga: “un hogar como el de cada una de nosotras para vivir feliz”, y que en medio de una deliciosa merienda, podíamos palpar en carne viva la forma y manera de nuestro modo de vida, en el matiz que el Espíritu Santo otorgó a la Santa Madre: amar desde la oración con todas nuestras fuerzas y, aún sin ellas, seguir amando hasta cuando Él quiera y de la manera que quiera: acogida fraterna, acogida de familia, que en una de las voces de invierno se veía y oía una entrega fiel que mirando al cielo decía: “Aquí estoy… Soy un grano de trigo dispuesto a ser molido…” abrazando y donando voluntariamente la vida con todo…
¡¡¡GRACIAS!!! Por cuanto hemos recibido… Permanezcamos unidas a Él desde nuestras oraciones, poniéndole nombre a los rostros que hemos interiorizado…
Hnas. Karely y Marlen