En la SACRISTÍA se encuentra una vitrina donde se han reunido diversas reliquias y objetos pertenecientes a nuestra santa madre, Teresa de Jesús, como piezas bordadas por ella o la capa que usaba, así como su retrato más fidedigno, ejecutado por el fraile carmelita descalzo fray Juan de la Miseria en 1576.

Entre estas reliquias destaca el manuscrito original autógrafo de «Las Moradas o el castillo interior», que tras diversos avatares e incluso pasar por las manos de fray Luis de León que preparaba una edición de las mismas, estuvo en poder de Pedro Cerezo Pardo, benefactor del convento, llegando a él como parte de la dote de su hija Catalina en 1618.

También es digno de mención el único retrato real de la Santa, obra de fray Juan de la Miseria, al que con gracia dijo: «Me has pintado fea y legañosa», además de la capa con la que murió en Alba de Tormes, a la que acuden los devotos para pedir la intercesión de la Santa, entre otras joyas devocionales, que pueden contemplarse en la sacristía exterior del monasterio.

Las reliquias se exponen y pueden ser visitadas en grupos organizados en la sacristía exterior de la iglesia barroca, que merece la pena ver, con valiosa imaginería. Podrán ver relicarios con un trozo de velo de la Santa, con un trozo de costilla, una falange, un fragmento de cilicio, nueve cartas, el vaso de cristal, llamado «penadito», de sus últimos días; la campana que llevaba en sus viajes, conocida como «la ronquita», o el tríptico relicario que bordó para el padre Pantoja, prior de Santa María de las Cuevas.

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