Ante la situación actual para muchas personas es muy fácil hablar de confianza, de fe; para muchas es muy fácil vivirla, pero para otros, a veces son palabras que solo turban el alma, por el sufrimiento inesperado con el que se encuentran viviendo, por la pérdida de seres queridos a causa de desastres naturales o los causados por la guerra; es difícil decir en situaciones extremas que nada nos turbe, es difícil mantener la confianza en estas situaciones, y hasta podemos excusar tanta desesperación en las personas que los viven; vivir con confianza es el reto de quien tiene fe, sabiendo que todo lo que vivimos es necesario  para que crezcamos en ser los que Dios quiere que seamos.

Cómo decir que nada nos espante, si llega la decepción de aquellos, que consideramos verdaderos amantes de Dios, que vuelven la espalda cuando más los necesitamos, o cuando te van robando la inocencia con simples palabras y grandes hechos que van dejando el alma espantada del mal que muchas veces acontece y que no tiene explicación; es difícil decir que todo se pasa, cuando el sufrimiento en tantos hermanos parece eterno, cuando vemos la realidad de tantas personas que siguen pasando hambre, cuando vemos que la injusticia no para, pero es grandioso saber que aunque ahora lo veamos eterno, no es así, porque solo hay una eternidad y es en Dios nuestro Padre, nosotros pasaremos, ésta generación pasará, en realidad todo se pasará, pero su Amor siempre está con nosotros y con los que vengan después.

Se espanta el alma de ver a un Dios Padre que no se muda, que en medio de tantos acontecimientos nos mantiene su mano tendida, sus brazos abiertos para acogernos con lo que somos; también nos espantamos de ver tanta conversión, personas que ente el sufrimiento o el testimonio de los demás se dejan tocar hasta el fondo del alma por la mano de un Dios que en cada momento nos quiere devolver la dignidad de ser sus hijos; pero todo esto lo vivimos en el tiempo, con una mirada paciente, sólo con la paciencia llegamos a esperar contra toda esperanza, pues el tiempo es de Dios y Él lo ha dispuesto todo en su voluntad, por esto teniéndole nada nos falta, porque teniéndole vemos con su mirada, tendremos la misma paciencia que Él tiene con nosotros; si nos llenamos de su amor nada nos faltará, tendremos verdadera vida en nosotros, es entonces cuando en medio de toda nuestra real
idad, cada uno en lo que vive,  en su familia, en el trabajo, con los amigos… hasta las grandes guerras, los grandes desastres, frente a la misma muerte  podremos gritar: es verdad Sólo Dios basta.

Nada te turbe

nada te espante

todo se pasa

Dios no se muda

la paciencia

todo lo alcanza

quien a Dios tiene

nada le falta

sólo Dios basta

Yudis Isabel de la Santa Cruz

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