Por las Carmelitas Descalzas de Antequera

¡Queridas Hermanas de nuestra Federación Virgen del Carmen!

El Señor ha estado grande con nosotras y estamos alegres, y queremos compartir con vosotras nuestra alegría y nuestra gratitud.

El pasado día 3 de Abril, celebrábamos el Domingo de la Divina Misericordia, instaurado por San Juan Pablo II, y precisamente en el marco del Año que el Papa Francisco ha querido dedicar a la Misericordia: ese misterio divino que nos presenta a Dios como el mejor de los padres, como la más tierna y entregada de las madres. Tiempo de gracia para acogernos al Padre que siempre nos tiende sus manos abiertas, que siempre nos está esperando a pesar de nuestra pobreza. Tiempo para agradecer tanto amor derramado sobre este mundo, sobre cada uno de nosotros, manifestado en la entrega de Jesús, que nos amó hasta el extremo.

En este día tan especial, nuestra hermana Hosana Nazaré de Jesús Crucificado, inició su Vida Religiosa en este Monasterio de San José de Antequera. Vistió el Hábito del Carmelo, de las hijas de Santa Teresa de Jesús: el Escapulario de la Virgen del Carmen, que la acompañará todos los días de su vida como Madre que velará por su entrega generosa hasta el final; la túnica, pobre y austera, de color marrón, que le recordará en todo momento el barro del que estamos hechos, barro que reclama la bondad del Alfarero que lo hizo para ser restaurado constantemente; y la capa blanca, que le hará presente la alegría del cielo ya en esta mundo.

Ella, en su vida de carmelita descalza, orará intensamente por todo el mundo. Y os pide que también os acordéis de ella ante el Señor.

La Eucaristía Dominical fue una verdadera fiesta de familia, una radiante Acción de Gracias por la generosidad de esta Hermana, por el don de la llamada a seguir a Jesús en la Orden de Teresa y, sobre todo, por la Fidelidad de Dios que es quien nos sostiene en todo momento.

«¡Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia!»

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